REPORTAJE | Sección ‘ENTREVISTAS DE TRABAJO‘, publicado por Navarra Capital (19 abril, 2024)
El murmullo del río nos recibe. El cielo, encapotado, derrama un par de gotas discretas sobre él. En busca de un rinconcito especial donde fotografiar a nuestra protagonista, una garza se detiene a pocos metros, observándonos. «Tenemos una espectadora», bromeamos. Nati Gómez, ingeniera técnica forestal y socia del gabinete Basartea, esquiva árboles y matorrales a la vez que sonríe a la cámara. «¿Damos una vuelta por el paseo fluvial?», sugiere. Cogemos el paraguas y entonamos un «sí» rotundo.
Nació y creció en Valladolid. Cuando menciona su ciudad natal, no puedo evitar asombrarme. «¡Qué coincidencia, dos pucelanas que comparten su amor por Navarra!», exclamo. Ambas tenemos recuerdos comunes en el parque Campo Grande, cuya fauna se asemeja a la de los jardines pamploneses de la Taconera. Pavos reales, ardillas, patos que deambulan a sus anchas por un estanque… Enseguida volvemos a sentir la magia del lugar. «De cría, la gruta y la cascada me parecían gigantes. Ahora me parece que todo se ha vuelto más pequeño», ríe. Quizá fue allí, rodeada de olmos y cipreses, donde se percató de que la naturaleza era el motor que movía su vida.
«Quería aprender sobre fauna y vegetación, pero no desde un punto de vista estático. Me preguntaba: ‘¿Qué puedo hacer yo para conservar y cuidar la naturaleza?'», explica. Así, estudió Ingeniería Forestal en la Universidad de Valladolid y, más tarde, Ingeniería de Montes en la Universidad de Lleida. De aquellos años, recuerda la pasión con la que su profesor de botánica hablaba sobre la flora: «Me contagió la ilusión por las plantas, por conocer sus nombres, sus usos… Entendí que es un mundo fascinante».
RUMBO A PAMPLONA
Sus primeros pasos en el ámbito profesional los dio como ingeniera técnica forestal en la Asociación Forestal de Zamora. Al poco tiempo, fichó como gerente en la Federación de Propietarios Forestales de Castilla y León, donde permaneció cinco años. Entonces, la Comunidad foral llamó a su puerta. La firma Basartea tenía una propuesta muy interesante que hacerle. «Se fundó en 1996, es el gabinete técnico forestal más antiguo de Navarra», subraya Nati mientras recalca que su marido, al que conoció durante la etapa universitaria, es pamplonés, por lo que instalarse en la Comunidad foral fue un «proceso bonito».
El verde intenso que colorea el horizonte, el paisaje idílico adornado por ríos y bosques… No hizo falta mucho tiempo para que, de manera inmediata, Navarra ocupara un lugar importante en su corazón. De la mano de Basartea, donde ejerce como socia desde hace veinte años, esa fascinación se tornó todavía mayor. Planificación forestal, ordenación de montes, planes de gestión, diseño de senderos… Las líneas de trabajo de la empresa son casi infinitas. Y nuestra protagonista habla de todas ellas con una ilusión palpable.
Antes de adentrarnos en el apasionante mundo de la naturaleza, Nati nos enseña las instalaciones de la firma. Pensativos, contemplamos un imponente fragmento de árbol que adorna la pared. Nos disponemos a entonar una pregunta, pero enseguida percibe nuestra curiosidad y se adelanta: «Es una rodaja de un cedro de un jardín de Beloso. Un compañero la pulió y decidimos colocarla aquí». Lo cierto es que la originalidad es uno de los sellos de Basartea, y con pequeños detalles como este lo comprobamos. Entonces, nuestra invitada nos ofrece un café y nos invita a tomar asiento. Al compás de las gotas de lluvia que salpican el cristal de las ventanas, escuchamos con atención.
«Trabajamos la madera y el pastoreo en muchas zonas, como por ejemplo Urbasa o Aralar. También realizamos proyectos de obra para mejorar los accesos del bosque o pastizales para que el ganado tenga más alimento. Sobre todo, damos servicio al Gobierno foral y a numerosos ayuntamientos», apunta. De todas las labores que Basartea lleva a cabo, destaca en especial los planes de gestión de montes, es decir, todo aquello que garantiza la sostenibilidad en un bosque. «Toda la gestión forestal que se hace en Navarra es sostenible», defiende tras explicar que en la empresa se encargan de recorrer personalmente la zona, comprobar su estado, analizar la fauna y la flora y desarrollar un diagnóstico. «Con toda esa información, después hacemos un plan de actuaciones para los próximos diez o quince años. De esta manera, te aseguras de que la gestión es sostenible».
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